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viernes, 31 de julio de 2009

Aquel Verano






Yo no se ustedes, pero a mi me encanta recordar, llenar mi cabeza de anécdotas nostálgicas, revivir conversaciones y momentos que luego de muchos años aun producen la misma sensación de la primera vez. Es lo que me ha ocurrido últimamente ahora que estoy en una fase muy personal y subjetiva de mi vida.

Hace siete y ocho años que llegue a este país (tengo dos fechas, para mi conveniencia), afortunadamente no estaba sola, ya tenia algunas personas con quien contar y que con el transcurso del tiempo se convertirían en verdaderas amistades. Como cualquier otro inmigrante pase por momentos duros, de mucha introspección, de mucho cuestionamiento, del que carajo hago yo aquí?, pa’ que me vine?, estaré en el camino correcto?, sobreviviré?, todos esos demonios que se intercalan en tu pensamiento y se entrelazan junto a otras ideas mas ecuánimes y lógicas.

Era mi primer verano en esta nueva ciudad elegida para mi nueva vida, caras nuevas, sitios nuevos, todo era un comenzar de cero, ya había estrenado el año con una nueva relación la cual llego con la intensidad y fugacidad de un rayo, al paso de seis meses, ya había finalizado dejando un sabor amargo no solo en mi boca sino en mi ego. El trabajo escaseaba, me había propuesto seguir el camino del mundo freelance, palabra relativamente nueva con la cual me estaba familiarizando, y que no viene sola sino acompañada de muchos miedos. Al no haber mucho trabajo, el dinero por obvias razones era poco.
Me vi entonces sin trabajo, sin dinero, sin amante en un verano caluroso muy caluroso, llega el momento de mucha meditación, trabajo interno que hasta cierto punto hasta podría llevarte a la locura, por eso decidí buscar una solución a mis problemas, un escape, cual? : el ejercicio físico, y se que muchos pensaran incrédulos, pues si, decidí ejercitarme, correr en este caso; gracias a la cercanía con la playa, tenia acceso a un trayecto hecho de madera que bordea unas seis millas y media si la caminas ida y vuelta, con una vista envidiable y lo mejor sin pagar un centavo.

Decidí correr, no una sino dos veces al dia, lo hacia al mediodía con el sol en pleno apogeo, como si de pagar una penitencia se tratara y luego volvía a salir en la tardecita, para luego volver a casa y poner una buena salsa o lo que se me antojara y ponerme a bailar, algunas veces acompañada con una sesión de pesas y así transcurrían mis días. Poco a poco todo este ritual se fue convirtiendo en una muy saludable costumbre, aunque a la final su objetivo haya sido por malévolas razones.
Pero no todo fue correr en este verano, aunque me hizo muy bien, aumentaba la serotonina en mi cuerpo y por ratos me hacia feliz, me hacia olvidar aunque sea por algunas millas los tormentos cotidianos, sin dejar de mencionar el alza en mi autoestima debido a unos cuantos kilos perdidos, toda esa intensidad a lo Forrest Gump había dado sus frutos. Durante este tiempo como ángeles enviados en pleno Apocalipsis para la salvación de algunos mortales, llegan a mi vida tres amigos, los cuales llamare los catalanes y el gordi.

Ellos como en una especie de vecindad vivian en un mismo edificio, el gordi en un apartamento donde vivía solo, decorado con las cosas mas inusuales y hasta con un toque infantil, los catalanes eran roomates o compañeros de cuarto, decorado de un modo mas sobrio pero igual podrías encontrar alguna que otra sorpresita si mirabas detenidamente. Hacían un trío maravilloso, quizás algo desentonado y equilibrado a la vez.

No recuerdo bien quien acudió a quien, si fui yo quien pidió ayuda o la ayuda llego a mi, lo único que se, es que un dia me vi rodeada de estos personajes que sin saberlo se convertirían en pieza clave en mi recuperación veraniega, así fue que un dia pasaba la noche en casa del gordi y otra en la de los catalanes y no, no sean mal pensados, todo dentro de las reglas mas estrictas de una sana y verdadera amistad.

Una noche bebíamos unos vinitos o unos shot de tequila, otro degustábamos alguna receta culinaria española, nos íbamos a la piscina, largas horas de tertulia que terminaba con nuestros cuerpos hechos unas pasas, momentos maravillosos que aun recuerdo y añoro. Como una noche donde me tocaba dormir a que los catalanes y jamás olvidare a esos dos hombres preparándome la cama, colocando las sabanas y poniendo todo en orden para mi comodidad, dos perfectos caballeros, toda una escena llena de delicadeza y magia que aun hoy llega a sacarme una que otra lagrima, me pongo nostálgica.

Otro dia se peleaban por mi, que si me tocaba dormir en casa del uno o del otro, termine en casa del gordi, celebraciones sin ninguna razón en especial, mucha música, muchas risas, se fue convirtiendo en una especie de retiro terapéutico, sanador que sin darme cuenta iba embalsamando mis heridas.



Ya finalizaba el verano, cada quien iba tomando su rumbo, las tertulias eran menos, los vinitos, los shot de tequila, las horas interminables en la piscina; fue así como una simple estación que al comienzo había pronosticado con muchos chubascos, se convirtió en días soleados, luminosos, felices, un verano el cual pensé no sobreviviría, ahora no quería que terminara.

Y se preguntaran que paso con los tres ángeles, pues ellos vivieron allí en su vecindario por mucho tiempo mas, alegres, uniéndonos una entrañable amistad que aun perdura, ahora era yo quien debía tomar las riendas de mi vida, ya sanada, salir, enfrentar mis miedos, que aun luego de siete y ochos años allí yacen, pero que con el recuerdo de aquel verano pareciese como si por arte de magia desaparecen.

Dedicado a :
ustedes saben quienes son, con todo mi amor y agradecimiento.

Paola Iragorry
2009

3 comentarios:

  1. Los amigos...Qué sería de uno sin ellos. Tras un período más o menos crítico la vida me hizo separar el grano de la paja y ahora puedo decir con propiedad que me quedan muy pocos, pero extraordinarios y auténticos. De esos que en el cliché se llaman 'tesoro', pero es que realmente lo son. Contar con ellos es simplemente PRICELESS.

    Un besote Pao, qué ganas de conocer a tu gordis y a los catalanes caballerosos :)

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  3. que vaina más buena y más acertada acabo de leer Paolita de la vida. A mi me está pasando algo muy, pero que muy parecido a ese momento tuyo. Incluyendo la playa y algún miedo. Hoy, en tus primeros 52 minutos de cumpleaños, tomando en cuenta que aquí en España son las 12:52 minutos del Martes 27 de octubre, espero que pases un día muy especial y que tus amigos reivindiquen ese cariño que te has sabido ganar. Un fuerte abrazo (cheché)

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